La práctica de la autoafirmación, otro pilar de la autoestima
Una persona no puede estar
cómoda sin su propia aprobación
Mark Twain
La autoafirmación significa la disposición a valerme por mí mismo, a ser quien soy abiertamente y a tratarme con respeto en todas las relaciones humanas, este pilar entraña la interrelación respetuosa con los demás; es decir, significa respetar mis deseos, necesidades y valores, buscar su forma de expresión adecuada en la realidad, su opuesto es la timidez, mantenerme oculto o confinado para evitar el enfrentamiento de quien piensa diferente a mí o para condescender, complacer, aplacar o manipular a alguien con esa actitud.
Defender los derechos y valores personales no significa agresividad o conflictos para menospreciar a los demás, significa más bien ser quien soy abiertamente sin falsear mi persona para agradar o convivir, es vivir de forma autentica, hablar y actuar desde mis convicciones y sentimientos, poner atención al contexto, centrado en la realidad y en la identidad. Es también, disentir, decir no, porque es una afirmación de la conciencia, elección sobre que ver, pensar, ser consciente proyectar la luz de la conciencia hacia el exterior y el interior a la vez.
Es diferente a rebeldía porque empieza con un acto de pensamiento y se lleva al acto de manera consciente donde es su culminación, se trata de defender el derecho a existir respetando a los demás. Al afirmar la propia existencia es aumentar el potencial personal, abrir los horizontes del aprendizaje, desarrollar nuevas aptitudes, comprometerse a pasar a un nivel de competencia superior.
En este sentido las mujeres, por ejemplo, aun son penalizadas en algunas culturas por ejercer su autoafirmación, en otras culturas como la americana tiende más a la tradición individualista se ha entendido mejor este pilar, aunque cabe una aclaración que no es lo mismo individualización que individuación, lo primero es la idea de desarrollarse en individual y lo segundo engloba tanto lo individual como lo social, es decir desarrollarse en función personal y en interrelación con los demás, son estas personas que conocemos que pueden estar bien solos o acompañados se hayan en cualquier lugar porque son auténticas, genuinas sin intentar amoldarse a las circunstancias.
Puesto que nos identificamos como sociedad, familia, tribu, comunidad o grupos puede ser amenazante que alguien defienda su valor de autoafirmación porque piensa diferente y se conduce con más autonomía, aunque debiera entenderse que una sociedad sana es la unión de personas que se respetan así mismas. Es decir, Cuando aprendemos a estar en una relación íntima sin abandonar nuestro sentido de la identidad, cuando aprendemos a ser amables sin sacrificarnos a nosotros mismos, cuando aprendemos a cooperar con los demás sin traicionar nuestras normas y convicciones estamos practicando la autoafirmación.
Finalmente, cabe mencionar que mostrarse como somos atrae consecuencias de muchos tipos, mentales, por ejemplo, como desaprobación, aislamiento, resentimiento, celos, inseguridad, por ello a veces mejor se preferimos quedar inmóviles o amoldarnos. Por esta razón, la autoafirmación entraña el valor del coraje y la valentía, para tender a la plenitud o la autorrealización, a la libertad, a la autoestima sana, es por eso que faltar a esta afirmación puede provocar heridas en nuestro sentido de identidad personal, por lo tanto, no es el mundo el que nos daña sino nosotros mismos.
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