ColumnasDr. Guadalupe Estrada R.

Reagan y el Comunismo

Por: Dr. José Guadalupe Estrada.

En la perorata de la pasada semana hicimos una crítica devastadora (sic) al comunismo que se practica en la Hermana República de Cuba. Por supuesto las injurias cibernéticas y las “funadas” (así se dice ahora) en las redes sociales no se hicieron esperar: ninguno de los asilvestrados opositores que salieron del clóset para denostar esas ideas expresadas, bajó a esta pluma de pertenecer, casi casi, al círculo íntimo que rodeó al mismísimo Fürher, lo que me obliga, como dicen los abogados, a hacer uso de mi derecho de defensa diciendo simplemente que el suscrito no había ni siquiera sido concebido cuando el Tercer Reich fue sometido. En fin, gajes del oficio.

Meditando en cómo responder a las pedestres injurias recibidas, me acordé de una anécdota contada de viva voz y de cuerpo presente por Ronald Reagan, y que ahora quiero sacar a colación para contradecir, procesalmente hablando, a esos montaraces y najayotes contrarios:

“Recientemente le pregunté a la hija de un amigo qué quería ser cuando creciera. Me dijo que quería ser Presidente de los Estados Unidos. Ambos padres, liberales democráticos, estaban allí. Entonces le pregunté a la niña: ¿Si fueras Presidente qué sería lo primero que harías? Bien, ella contestó: le daría comida y un hogar a toda la gente sin casa. Sus padres estaban muy orgullosos por lo que dijo. ¡Qué objetivo más noble!, le dije. Pero no tienes que esperar hasta ser Presidente para hacer eso, le dije. Mira, puedes venir a mi casa ahora mismo y podar mi césped, sacar la maleza y barrer la entrada de mi casa y por ello te pagaré cincuenta dólares, después te llevaré a la tienda más cercana, que es donde está esa gente sin hogar, y tú les podrás dar esos cincuenta dólares para que los usen en comida o una nueva casa. Ella pensó lo que le dije por unos segundos, me miró directamente a los ojos y preguntó: ¿porqué mejor esa gente sin casa mejor viene a tu casa, hace el trabajo y les pagas a ellos los cincuenta dólares? Y entonces yo le dije: Bienvenida al Partido Republicano. Sus padres aún no me dirigen la palabra.”

No se si las tres neuronas útiles de los pseudo socialistas alcancen a comprender el fondo de lo que Reagan trata de transmitir: la pobreza y el atraso de las personas desfavorecidas económicamente hablando, no se soluciona dándoles migajas o dinero, sino creando las condiciones para que la gente tenga un trabajo digno y que se premie la cultura del esfuerzo individual, esto último, motor del progreso a través de toda la historia de la humanidad.

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