PRESIÓN ESTUDIANTIL
Castigar la violencia contra las mujeres es obligación de las autoridades de todos los niveles y en todos los ámbitos. Responsabilidad que toma un mayor significado en un país como el nuestro, donde el 70 por ciento de las mexicanas ha sufrido un episodio de violencia alguna vez en su vida.
Las agresiones sexuales contra las infancias son las que generan mayor repudio social, de ahí la consigna generalizada de “las niñas no se tocan”.
El clamor se fundamenta en los 4.5 millones de casos anuales de abuso sexual infantil en las escuelas, que ubican a México con el mayor índice en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), según el informe presentado en diciembre.
Se trata de una crisis estructural, un grave problema de salud pública y falta de acceso a la justicia.
Me remito a esos datos para llegar a la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). Ahí se vivieron hechos inéditos. Inédito porque el rector en funciones violó a una niña de 5 años. Inédito porque gracias a la presión de estudiantes y colectivas feministas se castigará al responsable.
El hecho que debió recibir una actuación gubernamental y universitaria expedita y marcar ejemplo nacional, terminó en un teatro, por el juicio abreviado que benefició al victimario, que se pasea libre por Zacatecas y Aguascalientes.
En tanto, la víctima padecerá toda su vida las consecuencias del delito, que fue aceptado por el victimario Rubén Ibarra, en una artimaña legaloide para escapar del castigo de dos décadas en prisión y pagar sólo 4 años de pena en libertad condicional.
Son los beneficios de ser “amigo del poder”.
Las y los estudiantes y colectivas feministas se resistieron a permitir la impunidad. Pararon actividades en la UAZ logrando que fuera destituido deshonrosamente y que se iniciara el proceso de rescisión de contrato, para separarlo de la universidad sin beneficios laborales. Tal como corresponde al tamaño del delito.
Felicidades por demostrar que la unidad en causas comunes y justas tiene resultados positivos.
Noemí Luna
Diputada Federal