Preservan Antiguo Convento de San Francisco, hoy Museo Rafael Coronel, para las futuras generaciones
▪ A través de un ejercicio interinstitucional e interdisciplinario entre el Instituto Zacatecano de Cultura, la Secretaría de Obras Públicas y el Instituto Nacional de Antropología e Historia
▪ Durante las intervenciones, fueron objeto de mantenimiento cuatro frescos de una singularidad y valor incalculable, por su técnica de manufactura y escasez dentro del estilo de pintura mural franciscana, en la región norte del país
▪ Estos cuatro revestimientos arquitectónicos datan del siglo XVII y exhiben una técnica pictórica y material poco frecuente en nuestro estado
Zacatecas, Zac.- A través de la Secretaría de Obras Públicas y el Instituto Zacatecano de Cultura (IZC) “Ramón López Velarde”, el Gobierno del Estado y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, mediante el Centro INAH Zacatecas, llevan a cabo, en una segunda etapa, la ejecución y supervisión de la rehabilitación y mantenimiento del Museo Rafael Coronel, con la aportación de la Asociación Nacional de Ciudades Mexicanas del Patrimonio Mundial A. C.
Derivado de la participación del Área de Proyectos del IZC en la convocatoria emitida por la Secretaria de Cultura del Gobierno de México, a través de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, Apoyos a Ciudades Mexicanas Patrimonio Cultura, se pudo continuar con el proceso de rehabilitación y mantenimiento del Museo Rafael Coronel, en una segunda etapa.
Con una inversión de más de 3 millones 595 mil pesos, se llevó a cabo la intervención de los techos de los baños ubicados en la sala de las máscaras, así como la atención y rehabilitación externa e interna de las cúpulas ubicadas en el acceso a la sala de las máscaras y en la denominada sala terracota; cerrando con los trabajos preliminares del espacio hoy conocido como Sala Profundis.
Estos trabajos fueron ejecutados por Grupo Capecon S.A. de C.V, a través de la Secretaría de Obras Públicas, en coordinación con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y con la invaluable colaboración de la Escuela de Restauración Refugio Reyes y la Unidad Académica de Antropología de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
El trabajo interdisciplinario que se realizó en el ex convento de San Francisco y que tuvo la visita de los titulares de las instituciones involucradas, integró el registro arqueológico para acompañar la toma de decisiones, a partir de las cuales, se procuró la conservación del espacio patrimonial.
El conjunto arquitectónico resguarda evidencias materiales que, al cotejarlas con las fuentes históricas, se enriquece la información que construye la identidad de Zacatecas. Al ser un espacio que ha sido habitado a lo largo de más de 400 años, los materiales arqueológicos permitieron conocer aspectos como: la distribución del espacio arquitectónico, características de los materiales constructivos, secuencia constructiva y generalidades de los diversos grupos que han habitado el lugar.
Los materiales arqueológicos recuperados se obtuvieron de la criba de tierra de pozos que se hicieron para conocer la mecánica de suelos, así como de cinco pozos que se excavaron a partir de la metodología arqueológica. Los hallazgos serán clasificados y analizados para asociarlos a una interpretación. Entre los objetos encontrados destacan evidencias de cerámica colonial y elementos decorativos de la arquitectura franciscana.
Para el tratamiento de la parte interior del espacio denominado Sala Terracota, el equipo de trabajo perteneciente al área de Conservación y Restauración del Centro INAH Zacatecas, con la colaboración del alumnado de la Escuela Estatal de Conservación y Restauración de Zacatecas “Refugio Reyes” y, a petición del Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”, inició las labores de registro, catalogación y embalaje de las piezas que integran la colección exhibida en la sala “Terracota”.
Durante el transcurso de estas labores, se efectuó un registro detallado tanto gráfico como fotográfico de cada una de las piezas. Asimismo, se elaboraron diagramas que indican la posición y ubicación específica de cada objeto, con el propósito de preservar la disposición museográfica original, la cual fue concebida por el maestro Rafael Coronel.
Tras finalizar el proceso de embalaje, el personal del Museo Rafael Coronel y del Área de Conservación y Restauración del Centro INAH Zacatecas procedió a almacenar las piezas en un espacio designado exclusivamente para este fin, garantizando así su adecuada conservación.
En el transcurso de las tareas de embalaje, miembros del equipo de restauración observaron el estado de conservación de cuatro frescos situados en la sala “Terracota”. Tras realizar un diagnóstico, se determinó que resultaba fundamental intervenir estos revestimientos arquitectónicos, decisión que se fundamentó en los trabajos de restauración arquitectónica en curso en dicho espacio, lo que subrayó la importancia de preservar adecuadamente dichas obras.
Los procesos ejecutados en estos bienes muebles asociados abarcaron la eliminación de intervenciones previas, la estabilización y consolidación estructural, así como la reintegración cromática. Estas acciones posibilitaron la recuperación integral de la apreciación de los cuatro objetos históricos en cuestión.
En el contexto de estas intervenciones y en consonancia con la investigación histórica y estética llevada a cabo, se llegó a la conclusión de que estos elementos son de una singularidad y valor incalculable. Esta apreciación se basa en su técnica de manufactura, así como en su escasez dentro del estilo de pintura mural franciscana en la región norte del país. Estos cuatro revestimientos arquitectónicos datan del siglo XVII y exhiben una técnica pictórica y material poco frecuente en nuestro estado.
El Antiguo Convento de San Francisco, hoy Museo Rafael Coronel, fue edificado a finales del Siglo XVI y representa uno de los primeros espacios conventuales que se establecieron en la ciudad por la orden franciscana, como un símbolo religioso para el Zacatecas virreinal y decimonónico y que hoy, mediante estas acciones interinstitucionales e interdisciplinarias de preservación, alargan su vida de ya 450 años para las siguientes generaciones.
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