Dr. Guadalupe Estrada R.

¿Auschwitz mexicano?

Por: Dr. José Guadalupe Estrada Rodríguez.

Ha salido a la luz la existencia de un inmueble ubicado en Teuchitlán, Jalisco, que se utilizó para reclutar miembros del crimen organizado y ejecutar y desaparecer cadáveres de personas. La magnitud de lo que allí sucedió ha venido siendo manoseado por propios y extraños, interesados y no interesados, agoreros y no agoreros, informados y desinformadores a sueldo.

Más allá de la dimensión de los sucesos allí acaecidos, algunos comentócratas han dado por calificar a ese lugar como un “Auschwitz mexicano”, queriendo con ello significar que se trata de un campo utilizado para el exterminio masivo. Voces de los agoreros han puesto el grito en el cielo y calificado tal desliz gramatical como exageraciones desproporcionadas y de mala leche, cuya única finalidad es llevar agua putrefacta a su destartalado molino, como popularmente se dice.

La enciclopedia en línea más visitada en el mundo anota lo siguiente: “El complejo Auschwitz (cuya denominación oficial en alemán es «Konzentrationslager Auschwitz») estuvo formado por diversos campos de concentración y exterminio de la Alemania nazi en los territorios polacos ocupados durante la Segunda Guerra Mundial. Comprendía Auschwitz I —campo original—, Auschwitz II-Birkenau —campo de concentración y exterminio—, Auschwitz III-Monowitz —campo de trabajo para la IG Farben— y 45 campos satélites más. Situado en Oświęcim a unos 43 km al oeste de Cracovia, fue el mayor centro de exterminio del nazismo, donde fueron enviadas cerca de un millón trescientas mil personas, de las cuales murieron un millón cien mil, la gran mayoría era judía (el 90 %, un millón), aunque también deben contarse a polacos, gitanos, prisioneros de guerra, comunistas, disidentes del régimen, etc.”

La calificación que se ha hecho de este lugar, y la consecuente respuesta por parte de los que se han sentido ofendidos por tal insignificacia lingüística, ha dado espacio simplemente para que se desvíe la atención sobre los hechos que aún están esclareciéndose e investigándose por parte de las autoridades y a los cuales debemos remitirnos con posterioridad, si queremos ser independientes y equitativos en cualquier opinión al respecto.

Sin embargo, no hay que desestimar que, preventivamente, es decir, por los indicios que hasta la fecha existen, podemos deducir, sin ser peritos calificados en la materia, que el lugar si fue utilizado para entrenar en las artes de la guerra y la destrucción humana a las personas que allí reclutaban voluntaria o involuntariamente, y que la cantidad indeterminada de restos de homo sapiens, también autoriza a cualquier sujeto medianamente pensante a deducir que

allí sucedieron una diversidad incontable de homicidios que faltan por aclarar, y que no se trata de un sitio arqueológico.

La pulcritud forense de las indagatorias que allí se realicen es lo que realmente importará, no los adjetivos que se utilicen para describir el horror de lo que allí vivieron algunos.

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