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Primer pilar de la autoestima: La práctica de vivir conscientemente

 

 

“Cuando vivimos de manera consciente no imaginamos que nuestros sentimientos son una guía infalible a la verdad”

 

 

En las doctrinas espirituales y filosóficas se da por entendido que la mayoría de los seres humanos vivimos en un estado de somnolencia, un estado en el que la consciencia no se manifiesta, de alguna forma permanecemos dormidos la mayor parte de nuestra vida, por lo que para muchos el hecho de ser conscientes o “despertar” es un signo de evolución. Más allá de que ese despertar represente una verdadera evolución, es verdad de algún modo que vivimos la mayor parte del tiempo de forma inconsciente, si no nos mantenemos en un nivel adecuado de consciencia nuestras actividades se verán mermadas y veremos afectada nuestra capacidad personal, así como el respeto por nosotros mismos.

Mediante miles de elecciones que realizamos diariamente entre pensar y no pensar, ser responsables ante la realidad o sustraernos a ella, establecemos un sentido del tipo de persona que somos. Rara vez recordamos conscientemente estas elecciones. Pero éstas se acumulan, y la suma es esa experiencia que denominamos «autoestima». La autoestima es la reputación que llegamos a tener para con nosotros mismos. De esta forma vivir de manera conscientes no solo significa estar “despierto” sino también ser perceptivos de todas nuestra acciones, propósitos, valores y metas, así mismo comportarnos de acuerdo con lo que vemos y conocemos (congruencia).

El ser consciente implica respetar los hechos de la realidad, eso abarca tanto los que suceda en el interior de cada individuo (necesidades, deseos, emociones) y el mundo exterior. Para muchas de las personas la realidad es hiriente, difícil de procesar, el ser conscientes implica aceptar la realidad sin importar si nos gusta o no, cuando negamos algún hecho no logramos nada, decir que algo no existe cuando realmente existe es solo un engaño para intentar sentirnos mejor con nosotros mismos, pero en el proceso afectamos a otras personas.

Vivir de manera consciente supone: Una mente que está activa en vez de pasiva, ser responsables de nosotros mismos, de nuestra vida, felicidad, etc.; Una inteligencia que goza de su propio ejercicio, entender que el aprendizaje debe ser una fuente de placer en vez de una de miedo o dolor; Estar «en el momento» sin desatender el contexto más amplio, hacer lo que estoy haciendo mientras lo estoy haciendo; Salir al encuentro de los hechos importantes en vez de rehuirlos, no ignorar aquellas cosas que nos puedan ayudar a cambiar; Preocuparse de distinguir los hechos de las interpretaciones y de las emociones, lo que percibo, lo que interpreto y como me siento acerca de eso son cosas diferentes; Percibir y enfrentarme a mis impulsos para evitar o negar las realidades dolorosas o amenazantes, prevenir que ignoremos aquellos hechos que nos causen dolor, no desviar la mirada.

Interesarse por conocer «dónde estoy» en relación con mis diversas metas y proyectos (tanto personales como profesionales), realizar una autoevaluación de nuestros propósitos y metas en la vida; Interesarse por conocer si mis acciones están en sintonía con mis propósitos, ser congruentes entre lo que queremos y lo que hacemos para obtenerlo; Buscar la retroalimentación del entorno para adaptar o corregir mi camino cuando es necesario, no ignorar las señales del ambiente y la información  que se nos proporciona para cumplir nuestras metas, puede que en algún momento nos desviemos del camino, pero si somos conscientes podremos continuar en la vereda que elegimos, Perseverar en el intento de comprender a pesar de las dificultades, no abandonar a pesar de las dificultades, es mejor hacer una pausa o analizar nuestra acciones; Ser receptivo a los conocimientos nuevos y estar dispuesto a reexaminar las antiguas suposiciones, mantener la mente abierta a nuevos conocimientos, muchas veces nos sentimos expertos e ignoramos ideas que nos pueden ayudar a mejorar.

Estar dispuesto a ver y a corregir los errores, todos comentemos errores, cuando creemos que está mal aceptar los errores estamos ante un problema de autoestima; Intentar siempre ampliar la consciencia (un compromiso en aprender); por lo tanto, un compromiso con el crecimiento como forma de vida, no perder el compromiso con aprender. Interesarse por comprender el mundo que nos rodea, el entorno cultural, social, político afecta a nuestras actitudes, valores y al placer que obtenemos (o no obtenemos) en lo que vemos, oímos y leemos, incluso puede afectar nuestra salud.

Interesarse por conocer no sólo la realidad exterior sino también la realidad interior, la realidad de mis necesidades, sentimientos, aspiraciones y motivos, interesarnos por nosotros mismos es de ayuda para muchas cosas entre ellas percibir los sentimientos de mi cuerpo, mis emociones durante un encuentro con alguien, las pautas de mi conducta que pueden no servirme, percibir lo que me excita y lo que me agota; Preocuparme de ser consciente de los valores que me mueven y guían, así como de su raíz, de forma que no esté gobernado por valores que he adoptado de manera irracional o he aceptado acríticamente de los demás, es importante recordar los valores que nos formaron, reflexionar nuestras acciones tomándolos en cuenta, esto nos ayudara a tener una autoestima sana y nos serán de utilidad al momento de determinar cuáles serán nuestras metas y propósitos.

 

Como dice Alejandro Magno no es más valiente el que conquista a sus enemigos sino el que conquista sus deseos porque es más dura la batalla que libramos con nosotros mismos, de esta manera seguimos trabajando en los pilares fundamentales de la autoestima. Esta práctica se relaciona también con una actividad que realizamos esta semana en por una reunión en zoom que fue una sesión de meditación para vivir con mayor consciencia el proceso de duelo, usted puede estar al pendiente en las redes sociales de Funeraria Carrillo para futuras actividades y eventos, o a través de nuestros contactos para mayor información.

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