Duelo Por Perdida De La Pareja En La Adultez
Perder a un ser querido siempre es algo complicado, en la mayoría de las ocasiones nos enfrentamos a sentimientos, pensamientos, emociones, y conductas que probablemente nunca habíamos manifestado. El enfrentar la muerte de alguien que estimamos nos enfrentan antes nuestra propia finitud, nos hace ver que realmente no somos inmortales y que realmente a nosotros también nos sucederá. Cuando al que perdemos es a nuestro compañero de vida, a la persona que amamos nuestra aproximación al duelo será muy diferente a como pudo haber sido ante perdidas anteriores a esa.
Para el psicoanalista Erik Erikson la madurez comienza cuando somos capaces de dar y recibir fidelidad, en la etapa adulta es cuando obtenemos la capacidad de recibir y dar amor así como recibirlo, esto se desarrolla a partir de la maduración mental y emocional. En esta etapa las personas somos capaz de alcanzar nuestra identidad, adquiriendo responsabilidades que no sólo lo involucran a uno mismo; se comienza a establecer verdaderos lazos íntimos; es un periodo donde se empieza a tomar decisiones asumiendo las consecuencias de los actos. Es en este periodo cuando se dejan atrás las fantasías, y se generan nuevas expectativas de desarrollo personal y profesional.
Al alcanzar un nivel de madurez aceptable la búsqueda de pareja también cambia, puede que en la adolescencia se buscara el encuentro fácil, que solo llevara al placer instantáneo y que remediara esa búsqueda a respuesta ante la curiosidad, pero al llegar a la adultez el buscar a una pareja implica el reconocer al otro como una persona la cual merecer respeto, con la cual se pueden compartir proyectos y se idealiza la unión y se cambia la estructura de entender las relaciones ya que no se trata solo del bienestar de una sola persona ahora son dos vidas.
Cuando llega el momento del matrimonio el compromiso no se presenta como una obligación o un deber, el libre albedrío es el que establece, que al casarse, el sujeto adquiere un compañero que comparte con él la vida y le apoya, un compañero en el que pueda confiar porque el destino de cada uno está ligado al destino del otro. Este hecho es el probablemente haga tan complicadas las despedidas al perder a un cónyuge o a una pareja en la adultez.
Pero hablando específicamente de la perdida de la pareja en la adultez mayor existen varias cosas que debemos tomar en cuenta. Al considerar la evolución de una persona en este periodo de la vida, permite comprender el impacto que involucra una pérdida en estos años, las cuales son a primeras vistas muy dolorosas y su carácter inesperado se incrementa en relación con etapas posteriores, a pesar de que podemos considerar a la pérdida en este periodo como algo “común”, considerando las proyecciones establecidas por el individuo para concretarse en el futuro. La viudez en esta etapa es difícil de sobrellevar al no contar con el apoyo de la persona escogida para compartir la vida. La pérdida del compañero detiene el curso de los proyectos y sueños en común. Aparece el sujeto, sin la elección del poder compartir lo tuyo, lo mío, lo de ambos; todo se transforma en soledad, a pesar de todos los años vividos y todos aquellos proyectos que sí pudieron ser cumplidos. A nivel social en ocasiones no se logra encontrar el apoyo esencial; puede que allá amigos, familiares o conocidos que ya hayan pasado por una perdida similar sin embargo habrá otros que a menudo se nieguen si quiera a tocar el tema, puesto que necesitan evitar el confrontar la posibilidad de su propia muerte o viudez. Paralelamente, la familia se puede volver un ente opresor del proceso de duelo, ya que, en búsqueda del bienestar futuro para el viudo, lo incentivan o le niegan la posibilidad de establecer a la brevedad una nueva relación. A la vez, enfrentar la dicotomía de esta solicitud desde la mirada de la familia política, quien puede visualizar las tentativas de establecer una nueva relación como una falta de lealtad. Sin embargo, es en estos momentos cuando las personas que pierden a su pareja mas apoyo necesitan, es cuando debemos estar con ellos acompañándolos en estos sucesos tan trágicos.
En el Grupo Terapéutico Carillo de Funeraria Carrillo siempre estamos a sus servicios, para llevarles atención y acompañamiento especializado en los momentos más difíciles de la vida, en los momentos de crisis, de perdidá y de trauma. En el Grupo Terapéutico Carrillo estamos para acompañarlos de corazón.