ColumnasDr. Guadalupe Estrada R.

Sobre la Seguridad Mx.

Por: Dr. José Guadalupe Estrada.

La seguridad pública en México continúa siendo uno de los temas más apremiantes y desafiantes que enfrenta el país. A pesar de los esfuerzos realizados en los neoliberales ayeres, y no en las presentes transformaciones, persisten una serie de retos que requieren atención y acciones conjuntas por parte de las autoridades, la sociedad y las instituciones.

Uno de los retos más destacados es la lucha contra el crimen organizado. México ha sido históricamente afectado por la presencia de grupos delictivos que operan en diversas regiones del país. Estas organizaciones, dedicadas al narcotráfico, extorsión y secuestro, generan un clima de violencia e inseguridad que afecta a la sociedad en general. Para hacer frente a este desafío, es fundamental fortalecer las capacidades de las instituciones encargadas de la seguridad, mejorar la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno y promover la participación ciudadana en la denuncia de actividades criminales.

Otro reto significativo es la impunidad. Aunque se habían logrado avances en la detención y procesamiento de delincuentes, aún existe una gran brecha entre el número de delitos cometidos y el porcentaje de casos resueltos. La impunidad mina la confianza de la sociedad en el sistema de justicia y fomenta la reincidencia delictiva. Para abordar este problema, se requiere una reforma integral del sistema de justicia, que incluya la selección rigurosa y capacitación de los operadores judiciales, la creación de fiscalías especializadas y la implementación de medidas que garanticen la transparencia y la rendición de cuentas.

La corrupción también es un obstáculo que afecta la seguridad pública en México. La presencia de funcionarios corruptos socava los esfuerzos por combatir el crimen y genera un ambiente propicio para el florecimiento de actividades ilícitas. Es crucial promover una cultura de integridad y ética en todas las instituciones del Estado, implementar mecanismos efectivos de control y sanción, y fomentar la participación ciudadana en la vigilancia de la conducta de los servidores públicos.

Asimismo, la prevención del delito y la promoción de una cultura de paz son elementos fundamentales para mejorar la seguridad pública. Es necesario invertir correctamente en programas sociales que aborden las causas estructurales de la violencia, como la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades. La educación y la capacitación son herramientas clave para fomentar una cultura de respeto, tolerancia y solución pacífica de conflictos desde temprana edad.

La lucha contra el crimen organizado, la impunidad, la corrupción y la prevención del delito requieren un enfoque integral y coordinado por parte de todas las instancias de gobierno y la sociedad en su conjunto. Superar estos desafíos no será fácil, pero es indispensable para garantizar la tranquilidad y el bienestar de los ciudadanos mexicanos. Nada simple.

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