ColumnasDr. Guadalupe Estrada R.

Libros de Texto Idem.

Por: Dr. José Guadalupe Estrada Rodríguez.

En la precisa colaboración de la semana pasada decíamos, con la convicción propia de aquéllos que se sienten sabedores de la verdades relativas, pues estas siempre son así, que en el debate sobre la legalidad y/o constitucionalidad de los libros de texto gratuitos, se deben considerar dos aspectos concurrentes: por un lado, lo que se denomina la inconstitucionalidad formal, y por el otro, la de fondo o material. En aquél momento concluíamos, sin temor a equivocarnos, pues así nos mandataron las reglas elementales de la lógica jurídica que, desde en el punto de vista formal, el proceso de creación / edición / distribución / etcétera, de los ya famosísimos libros, era un proceso plagado de irregularidades no sólo legales, sino que violentaban disposiciones expresas, explícitas y muy claras de nuestra Carta Magna, y, por tal motivo, atinadamente había un dejo más que diáfano de inconstitucionalidad.

Toca ahora considerar si, en el fondo, en la esencia misma, en sus contenidos, esos textos son contrarios a las disposiciones de nuestra Ley Fundamental.

Para ello vamos a apoyarnos en la misma herramienta que utilizamos la vez pasada, es decir, construir un silogismo lógico donde existe una premisa mayor (qué dice la Constitución al respecto sobre el contenido de los libros cuestionados), la premisa menor (qué carajos contienen esos textos marxistoides), para llegar a una conclusión. Es decir, el maestro Aristóteles vuelto a resucitar de su tumba por estas minucias. Valga.

La Constitución en su artículo 3° establece que los planes y programas, en que se fundan los libros de texto gratuitos, tenderán “…Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia; promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje… … tendrán perspectiva de género y una orientación integral, por lo que se incluirá el conocimiento de las ciencias y humanidades: la enseñanza de las matemáticas, la lecto-escritura, la literacidad, la historia, la geografía, el civismo, la filosofía, la tecnología, la innovación, las lenguas indígenas de nuestro país, las lenguas extranjeras, la educación física, el deporte, las artes, en especial la música, la promoción de estilos de vida saludables, la educación sexual y reproductiva y el cuidado al medio ambiente…” Adicionalmente, la educación será laica, democrática y nacional, se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios. Entre otros requisitos.

El tiempo ni el espacio nos van a alcanzar para desglosar una atinada y fundada conclusión válida, por lo que vamos a dejar ésta a los concienzudos estudios y análisis que realicen los pedagogos, especialistas en estos menesteres, y apuntaremos únicamente que, por lo que hemos podido leer en los susodichos textos, éstos libros están a muchos años luz de satisfacer los requisitos constitucionales mencionados, pues no nos queda duda que se han sustentado en una de las ideologías más perniciosas y destructivas de que tengamos memoria. Y todos sabemos de qué estamos hablando.

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