ColumnasDr. Guadalupe Estrada R.

Leyes del Poder.

Por: Dr. José Guadalupe Estrada Rodríguez.

Ya desde hace varios ayeres nos ha interesado el tema del suyo inaprensible del poder. Teorías van, doctrinas vienen, y, digámoslo con sinceridad, entre más se estudia y lee sobre este tópico, menos se asimila, porque, aclararemos con prontitud: una cosa es entender, comprender, y una muy distinta es asimilar, implicando este segundo concepto, según la nefelibata y atrabancada opinión de quien esto escribe, un nivel superior de entendimientos, pues ello implicaría, si se asimilara, hacer suyas las enseñanzas incorporándolas en el cotidiano proceder, es decir, actuar en la vida diaria de conformidad y en concordancia con, cuestión muy difícil de realizar en el tema que ahora abordaremos.

Después de haber analizado El Príncipe, de Maquiavelo, El Arte de la Guerra, de Sun Tzu, Las 48 Leyes del Poder, de Robert Greene, toca ahora interpretar qué se quiso decir en la obra denominada “Las 50 Leyes del Poder en el Padrino” (Editorial Catalonia, 2020) de la autoría de Alberto Mayol. Permitirá, entonces, el atento lector, dar permisividades a estas dispersas plumas, en el sentido de que se acepte que a continuación se realicen, inclusive, citas textuales sin el recomendado entrecomillado, y lo anterior únicamente para hacer menos tedioso el arte de leer y dar la palabra a quien ahora se cita.

¿Qué es el poder? La sociología cuenta con cuatro misterios: el poder, el malestar social, la legitimidad y los movimientos sociales. Un misterio se puede estudiar, pero no se aprende. Fue Max Weber el primero en señalar que el poder carecía de forma. Como buen investigador kantiano, asumía que dicho objeto no era investigado con las herramientas de la ciencia. Así que decidió dar cuenta de su forma visible, la dominación, esto es las formas de organización a través de las cuales el poder se ejerce.

La reflexión sobre el poder ha sido mucho menos frecuente que la reflexión sobre la política. Y es que la política tiene forma y el poder es amorfo. En tanto tal y como buen misterio el problema del poder se experimenta desde su ejercicio o su padecimiento, es un concepto fundamental que se resiste a la teorización. Por ello sabemos que la política es un mero programa que trae pre definidos los límites de su posibilidad. Los políticos son usuarios intensivos de ese programa, y nos encontramos que no necesariamente son usuarios avanzados en la mayoría de los casos.

El poder es una cosa tan sencilla, tan brutalmente sencilla que, en palabras de Kant, es la fuerza que vence otra fuerza. El poder es una relación, es un lado de la relación, es el lado triunfante, es el que puede. El poder puede. Simple sentencia que lo resume todo.

Continuaremos.

Correo Electrónico:

estradagp@hotmail.com