La muerte lenta de la vía corta Zacatecas-Guadalajara: inseguridad y abandono la condenan al olvido
Por el Lic. José Juan Llamas S.
Cañón de Juchipila.- La carretera federal 54, conocida popularmente como la «vía corta» Zacatecas-Guadalajara, atraviesa una crisis que amenaza con relegarla al abandono total. Considerada durante décadas la ruta más práctica para conectar el sur de Zacatecas con la Perla Tapatía, hoy enfrenta el desuso y el olvido debido a dos factores principales: la inseguridad y la falta de mantenimiento.
Un camino que agoniza
En el tramo Villanueva-Tabasco-Jalpa, el deterioro de la vía es evidente. Llanteras, operadores de transporte público y comerciantes locales aseguran que el flujo vehicular ha disminuido drásticamente en los últimos años, afectando sus ingresos y dejando una sensación de desolación en los pueblos que dependen del tránsito diario. La inseguridad también ha jugado un papel determinante, ya que muchos conductores optan por rutas alternas que les brinden mayor tranquilidad, ello ante recientes asaltos, muchos no documentados.
A pesar de las quejas y llamados de auxilio de la ciudadanía, ningún alcalde de la región ha tomado una postura firme para rescatar esta importante vía. Mientras tanto, las estadísticas respaldan esta realidad: según datos de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), más de 14 mil vehículos transitan diariamente por la carretera federal 45D (Cuauhtémoc-Osiris), que conecta Zacatecas con Jalisco a través de Aguascalientes. Esta alternativa, junto con la nueva autopista Aguascalientes-Guadalajara, ha ganado popularidad por su mejor mantenimiento y percepción de seguridad.
La ruta del olvido
En términos de distancia, el trayecto Zacatecas-Aguascalientes-Guadalajara suma aproximadamente 330 kilómetros, similar al recorrido original de la vía corta. Sin embargo, la preferencia por las rutas más modernas ha desplazado el tránsito vehicular de los municipios del sur zacatecano, dejando a comunidades como Jalpa, Tabasco, Villanueva, se suman Apozol, Juchipila y Moyahua, fuera del circuito económico que representa el paso de turistas y transportistas.
«Nos estamos muriendo, y nadie voltea para darle vida a esta carretera», lamentan ciudadanos y empresarios locales, quienes ven cómo se desmorona una arteria que por muchos años fue vital para la región y que en los últimos 30, va en decadencia.
Un llamado a la acción
La población del sur de Zacatecas exige soluciones inmediatas. Reparaciones urgentes en la infraestructura, estrategias de seguridad y una visión a largo plazo son imperativos para rescatar una vía que alguna vez conectó regiones y generó oportunidades.
Mientras la carretera federal 54 languidece, la reflexión recae en las autoridades y en la sociedad: ¿permitiremos que esta ruta histórica se pierda por completo? La respuesta, para muchos, determinará el futuro económico y social de una región que clama por no ser olvidada.