Fin de un año terrible.
Fin de un año terrible.
Por: Dr. José Guadalupe Estrada
En una colaboración realizada a principios de este año anotábamos que la expresión de “año terrible” (annus horribilis), se refiere a una expresión de origen latino, y que se sigue utilizando a nivel nacional o global al finalizar un año determinado cuando las cosas no han salido como se esperaban, o bien, ante circunstancias extraordinarias del suyo catastróficas en su esencia misma.
El periodo de calendario que está justo por terminar, también habrá de ser comentado por varias generaciones venideras, a nivel planetario, como el inicio de una catástrofe anunciada por los confinamientos de locura, las pérdidas de muchísimas vidas valiosas antes de tiempo, la utilización irresponsable de la pandemia, en muchas latitudes, con fines eminentemente políticos o económicos y, en general, la irresponsabilidad y negligencia de gran parte de la humanidad para atender y comprender la trascendencia del momento histórico que se está viviendo.
A nivel local, habremos de recordar algunos de los acontecimientos, sucesos o circunstancias que resultaron trascedentes para la vida cotidiana de las personas. Como está por terminar un año, nos gustaría hacer un resumen mucho muy apretado de algunas de ellas.
En el ámbito de los asuntos legales, recordaremos el 2021 como el año de la anti consagración de la Suprema Corte de Justicia, en el sentido de muchísimas resoluciones sin sentido que emitió, los aplazamientos hasta el infinito de muchísimos asuntos que se niega a resolver, las cantinflescas declaraciones y posiciones de su ilustrísimo Presidente, la negativa reiterada a colocarse como un verdadero poder, contrapeso de los otros dos en un adecuado funcionamiento de un país moderno y de un verdadero estado de Derecho, y, por no alargarnos más, comentaremos el absoluto alejamiento de la realidad y preocupaciones sobre justicia que se tienen en esa instancia judicial y que distan años luz y universos intermedios con la objetividad cotidiana de millones de mexicanos. Allí nos andan presumiendo sentencias poco claras e inaplicables sobre el uso lúdico de la mariguana y queriendo cacaraquear el reconocimiento del derecho inalienable que tenemos de poner a nuestros hijos los apellidos (paterno y materno) en el orden que nos de en gana.
En el ámbito de la salud, habrá que hacer una precisa valoración sobre las estrategias de atención a la emergencia sanitaria de la pandemia, pues lo que vimos y asimilamos fueron declaraciones contradictorias e informaciones no sustentadas por ningún estudio científico, en muchas de las ocasiones. En la implementación del programa de vacunación contra el Covid – 19, habrá que hacer las comparaciones adecuadas con algunos otros países, donde se habilitaron miles o decenas o cientos de miles de puntos de vacunación, hospitales púbicos y privados, farmacias, consultorios médicos públicos y privados, etcétera, etcétera, que permitían a las personas escoger su vacuna y hacer filas de cinco minutos, es decir, tener a la mano el biológico que podría salvar su vida. Las larguísimas filas de varias horas (hasta doce horas) para recibir la vacuna y la clasificación por edades, sexo, condición de salud y lugar de residencia para administrarla, han sido aspectos que nadie jamás entenderá por la falta de eficiencia y eficacia por estos lares.
En materia de seguridad, mejor ni comenzar a realizar reseñas o comparaciones con otros momentos pasados, simplemente que quizá estos tiempos serán recordados por generaciones futuras como los más violentos, desastrosos, irracionales e impunes de historia nacional.
Esperemos que el año que venga sea un poco mejor.
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