Hasta el día de hoy a 8 meses del inicio de la suspensión de clases presenciales y el inicio de la educación a distancia, que se ha prolongado ya por dos ciclos escolares, se cuentan sin duda con grandes lecciones en materia educativa y desafortunadamente con muy pocos aprendizajes; no hemos logrado integrar de una manera efectiva y de acorde a la nueva normalidad a la comunidad educativa, que son: docentes, alumnos y padres de familia, al inicio de la educación a distancia parecía una oportunidad de crear acuerdos y valores entendidos entre docentes y padres de familia para tender puentes por los cuales transitaria el alumno hacia un encuentro con los aprendizajes esperados y la adopción de las competencias propuestas por los programas y planes educativos, esto ya no es así, existe un gran hastió de las medidas restrictivas, que la sociedad en general ya realiza con total cotidianidad todo en su vida diaria y en este contexto sigue siendo la gran excepción la escuela, ya nadie cuestiona como mejorar, ni lo más importante, cuestionarnos: ¿ qué hacemos para que regresemos a las aulas? si no lo que importa es cumplir con el menor esfuerzo y obtener la mayor calificación aprobatoria, donde los dieces ya no son aspiracionales y menos necesarios.
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